Vuelvo a encontrarme otra vez con la misma historia. El titular de un periódico de ultramar destaca que un joven alega ante el juez que violó sin querer a una chica que practicaba nudismo. La historia no es nueva ya había caido en mis manos en otra ocasión, en este caso los protagonistas no eran del otro lado del charco sino de aquí mismo, bueno mejor dicho, de la costa mediterranea. Y supongo que si la noticia se publicase en esa costa ubicarían a los protagonistas en nuestras playas. Es lo de siempre, busca un lugar ajeno donde nadie vaya a cotejar la veracidad de la información y lanza la piedra… y esconde la mano, porque el periodista alegará siempre que no va a revelar sus fuentes, aunque esta sea su bien nutrida imaginación.
Pues por ellos rellenar un espacio con un par de columnas, van y destruyen una labor de concienciación e información que los naturistas nos dejamos por el camino durante años. Faltará gente con escasa información (o sobrada deformación) que transmita la noticia acrecentada por el morbo, el miedo y la represión ejemplarizante; para que esta se instale en las generaciones de jóvenes o en los indecisos -que están apuntito de entrar en el mundo naturista- de que en las playas nudistas se viola a las mujeres «sin querer».
No hay más que practiar el sexo una sola vez para darse cuenta que «sin querer» no se penetra a nadie. Porque para empezar y de tropezarse y caerse como nos narra la noticia, lo primero que hacemos por instinto es lanzar las manos para evitar el impacto. ¿A quién se le ocurre poner el pene por delante para evitar el golpe?. Pues supuestamente al periodista que redacto la noticia. Y claro, habrá quien lo lea, y se diga: «¡qué cosas pasan por el mundo!», -con asombro y repugnancia-.
Gracias señores editores de prensa por contratar a gente que por mantener su puesto de trabajo se cagan en su madre y en la de su vecino si hace falta. Gracias por cotejar las noticias que lanzan al público sus diarios. Gracias por guardar el decálogo del buen periodista en el fondo del cajón. Gracias por nada.
Xouba