Viajando ligeros.

19/05/2005

Llega a la pantalla de mi ordenador una fotografía del interior de un avión con la gente sentada y por los pasillos totalmente desnuda. Ilustra un artículo sobre vacaciones naturistas, donde además de llevar a los viajeros a un destino de uso nudista les permite realizar el viaje con el traje de adán como única prenda.

Me recuerda el crucero naturista que el año pasado surcó el Mediterraneo. Las televisiones, prensa y webs se encargaron de inundarnos con imágenes del barco zarpando del puerto de Barcelona con la gente desnuda asomándose por la borda. En muchos titulares y comentarios de los periodistas figuraba la frase que encabeza este artículo, en referencia al poco equipaje que se puede llevar en uno de estos viajes.

En una reflexión un tanto particular, pero -creo que- no exenta de razón me invita a pensar que si algún día se organizase, por ejemplo, una salida a un pantano, una playa, o un rio, en el que los participantes en la excursión fueran a «rasgarse las vestiduras» al llegar a su destino, ¿porqué no hacerlo en el origen?. Si vemos viable zarpar del puerto de Barcelona o subirnos a un avión en cueros, ¿qué nos impide hacerlo cuando nos vamos de excursión cerquita de casa?.

La respuesta es simple: predisposición. Porque si nos/me invitaran a una jornada como la citada y nos/me invitaran igualmente a «zarpar» de la marquesina de autobus (o dentro del bus) siendo un poco más naturista, no sería yo el que renunciaría a tal privilegio. Además, galoparíamos sobre el asfalto con la seguridad de no enfrentarnos a miradas inquisidoras y acusadoras como las que nos pueden «regalar» al caminar desnud@s por una ciudad. Tal vez, unicamente al conductor podría importarle lo que sucede en su espacio, pero … sin perder de vista la carretera.

Organizar la misma excursión pero en coches particulares también se me antoja factible pero menos intensa que la opción anterior; simplemente porque -aunque renuncias a la agilidad de movimientos del vehículo- puedes departir y compartir espacio con más gente y congraciarte con el placer de viajar y ser llevado.

Botella al mar con mensaje en su interior. ¿La recojerá algún naufrago?.

Xouba


Primer día de playa.

14/05/2005

Lo disfruté el sábado pasado. No hacía mucho calor, pero brillaba el sol con alegría suficiente para decidirme a cojer la toalla, la sombrilla, la familia y rebozarme en la arena.

El destino elegido fue Espiñeirido, donde la suave brisa y la caricia de las olas en la orilla terminaron por darme la razón con mi elección.

No había mucha gente. Mi familia; a nuestra derecha una pareja a unos cien metros, un par de chicos sólos a más de doscientos metros a nuestra izquierda, y luego casi al final de la playa me encontré con otra pareja. Todos desnud@s. Parece que la gente tiene ganas de liberarse de la ropa. Aunque también puede ser que la playa invita a disfrutarla sin ataduras de ningún tipo.

El agua estaba fria, más que la cotidiana frialdad del Atlántico. Pero aún así no perdoné un baño. Ligero y rápido. Pero de duración suficiente para saborear el mar, sumergirme y fundirme en un abrazo con Neptuno.

Estuve desnudo toda la tarde. Me supo a poco. Quería mas, pero no pudo ser. El nuevo día amaneció cubierto y amenazante, y así se ha quedado la semana; donde la amenaza se transformo en copiosa lluvia en más de una ocasión. No obstante, como la temperatura no ha bajado en cuanto las nubes permitan asomar de nuevo los rayos de sol tendremos verano.

Destacar de este primer día la tranquilidad de la playa, ya de por si habitualmente escasa de público; pero tal vez porque todavía estamos en el amanecer de la temporada mucha gente se quedó en casa u optó por el campo. Me encantó compartir espacio con gente desnuda, aunque fuera a cierta distancia; otro día y con más tiempo tal vez me anime a establecer charla con algun@ de ell@s. Será agradable conocer gente nueva.

Tal vez esa persona a la que conozca seas tú; tal vez ese que se arrime a saludarte sin que conozcas de nada sea yo. Por si acaso, saluda que yo también lo haré.

Xouba


Otro paseo al natural.

06/05/2005

Puede que más que una costumbre, se haya convertido en una adicción. El caso es que ayer, como el clima invitaba a tal fin y los días se prolongan con atardeceres infinitos; decidí acercarme a un parque a dar un paseo.

Poco tardó en pasárseme por la cabeza la idea de despojarme de las ropas para continuar mi recorrido desnudo. Y así, estaba yo allí de nuevo caminando desnudo.

Habitualmente es un camino muy frecuentado y como no tenía ganas de enfrentarme a miradas de extravagancia, tomé por un recorrido alternativo que casi circula en paralelo al anterior pero mucho más discreto. Unas rocas me ofrecieron un buen refugio para mi ropa porque caminar con ella sobre el brazo me resulta más incómodo que llevarla puesta. Allí quedó abandonada, y de nuevo me asaltó la idea de verme volviendo desnudo a casa porque los amigos de lo ajeno se han adueñado de lo que no es suyo. Afortunadamente sólo era una pesadilla… ¿o un sueño?. El tiempo dirá.

El campo está poblado de flores y hierba recien crecida, la frescura de la primavera se siente a cada paso, y la corriente de un arroyo cercano entonaba su gorgoteo acompañado del trinar de los pájaros.

Un grito de un niño llamando por su amigo me devolvio a la realidad. Me había olvidado que iba desnudo y que por la edad del niño (su voz se adelantaba muy infantil) podría resultarle impropio cruzarse en el medio de un parque con una persona desnuda. Me paré y decidí ver que camino llevaban.

Efectivamente, eran dos. No debían superar los 7 u 8 años. Uno de ellos apostaba por retirarse, le gritaba a su amigo que estaban demasiado lejos (y realmente lo estaban) y el otro intentaba motivarlo diciendole que conocía el camino. No me vieron, y la verdad, desde mi posición también resultaba difícil verlos a ellos.

Se volvieron. Tras unos minutos de infantil discusión sobre si debían continuar o no, decidieron retirarse. Y yo también.

Volví a por mis ropas, y en el camino de vuelta me crucé con los pequeños invitados a mi paseo. Y volví preguntarme si el «hasta luego» cortés con el que respondieron al mio, se vería alterado si no llevara ropas. Probablemente si. Probablemente con los años tengan alguna experiencia naturista, pero hoy, sus padres no los habrán educado con el respeto a la desnudez y al modo de vida de otras personas. Y digo «probablemente» porque a poco que olisquees la sociedad en la que vivimos te da en la nariz que estás en lo cierto.

Xouba


Svetta en el hotel nudista.

03/05/2005

En la revista Interviu de esta semana las páginas centrales las ilustran con una joven, donde la belleza y la desnudez de esta junto con otras han convertido al semanario en pionero en incorporar e ilustrar artículos con fotografías ¿eróticas? (para quien le resulte erótico un desnudo, a otr@s nos resulta simplemente habitual).

No obstante esta semana me ha llamado poderosamente la atención el texto que normalmente acompaña las fotografías y donde desde la primera página atraca a los nudistas y nos pone de cara a la pared. El texto al que me refiero empieza así: «Svetta. Mi gran premio. Tuve la intuicion que este puente de mayo sería de campeonato y reservé habitacion en un hotel nudista. Necesitaba que mi cuerpo se aireara tanto como mi mente. Y que mis ojos se dieran un merecido festin». ¿Verdad que es todo un catálogo de despropósitos?. Evidentemente el redactor pertenece al sexo masculino, y hace gala del machismo más recalcitrante utilizando como excusa el desnudo que se vive en los centros.

Pero la cosa no queda ahí. El firmante del texto continua con expresiones como: «Deseada, admirada,… sus paseos matinales eran mas seguidos por los varones del hotel que las carreras de Fernando Alonso». Vaya, ¡como piropo no está nada mal! pero deja quedar a los «varones» que vamos a hoteles nudistas como babeantes pervertidos que buscamos una mujer con curvas en la que clavar nuestra mirada. ¡Cuánto queda por aprender!. Sobre todo a la ‘bienquerida’ prensa y sus redactores. Nunca he negado que existen periodistas con cualidades, con amor y pasión por su trabajo, pero por lo que parece esos no venden. A esos no los publican. Al menos, por lo dificil que resulta encontrarse un artículo (no ya una publicación) con un mínimo de criterio e información. La mayoría ‘amarillean’ todo lo que tocan y lo peor es que hay gente que utiliza el «lo pone en el periódico» como la solución a cualquier problema. Así nos va.

No voy a desgranar el resto de los textos, no por extensión, que además son muy breves -un redactor con pocas ideas-; sino porque son desde el principio hasta el final, un cúmulo de despropósitos contra las mujeres (las trata como objetos), los hombres (nos vende como babeantes ‘varones’), los hoteles nudistas (donde las mujeres van a exhibirse), e incluso la Fórmula 1 (haciendo un pobre símil entre el cuerpo de la mujer y la competición).

En mis años compartiendo tiempo y espacio con hombres y mujeres desnud@s me he encontrado mujeres muy bellas, que rozaban la perfección, o al menos así las veía yo. Pero nunca -y repito, nunca- me he encontrado con ‘varones’ que siguieran sus paseos con más intensidad que las carreras de Fernando Alonso. Tal vez tendremos que invitar a algun@s redactores de publicaciones a que visiten un hotel nudista, y que se den un ‘paseo matinal’ a ver cuanta gente los «sigue» tal y como ell@s se imaginan entre poluciones nocturnas. O diurnas, porque si piensa como escribe se debe pasar el día entero «polucionando».

Xouba