Ir ‘así’.

A principios del verano que acaba de terminar, disfrutaba de un fantástico día de playa en Arealonga, y no dejé de pasearla de punta a punta como hago siempre que voy; a diferencia de años atrás se aprecian más textiles, pero también más nudistas, aunque los primeros siempre llaman más la atención que los segundos.

Otra cosa que no suelo perdonar cuando camino por Arealonga es la de continuar mi paseo por el entorno, los bosques que caen hacia la playa, sus acantilados que besan las olas, y los opacos caminos resguardados del sol no es que inviten a hacerlo, es que obligan. Así que, en uno de los paseos hasta la otra punta suelo portar mis chanclas y calzármelas para continuar más allá de dónde termina la arena.

Tal vez debido a la poca gente que había ese día en la playa me percato que una joven pareja (tendrían poco más de los 20 años) sigue de cerca mis pasos hacia el pequeño sendero que asciende de la playa por uno de los acantilados. Al principio quedan dubitativos a pie del camino, luego se adentraron unos pasos; entretanto yo aminoré mi marcha y observaba sus dudas por el rabillo del ojo. Se pararon y hablanban entre ellos, y mientras yo, desde mi posición un poco más adelantada me giré, les saludé y pregunté si podía ayudarles. Entredientes respondieron que no y bajaron la cabeza como si se sintieran descubiertos, entonces al ver que no necesitaban ayuda me despedí y decidí continuar, hasta que la parte femenina de la pareja me pregunta a dónde va dar el camino ese, respondiendole como casi siempre que en mi tierra alguien hace esa pregunta: «ya sabeis que aquí en Galicia los caminos te llevan a dónde tú quieras ir». Esbozaron una sonrisa y luego les puntualicé que en realidad el camino era un pequeño sendero de costa que más adelante se bifurcaba y permitía adentrarse en el bosque, que el paseo era muy agradable y bonito; aunque yo ya sabía por dónde venían los tiros, y no tardaron en disparar: «¿pero se puede ir ‘así’?» Refiriendose a su/nuestra desnudez. «Mejor con chanclas» le respondí yo; «podeis clavaros alguna espina», les concluí. Volvieron a esbozar una sonrisa y aproveché para animarlos: «los caminos son de todos, no tienen dueño, y no les importa si vas desnud@ o no».

Y parece que conseguí el efecto deseado pues lo siguiente que se preguntaron entre ellos fue quien de los dos iba a por el calzado.

Me ofrecí a acompañarlos y enseñarles algunos de los rincones más bonitos del trayecto, aceptaron de buena gana. Y nos fuimos en un primer lugar por el camino de la costa para luego tomar rumbo hacia el bosque. Charlamos durante un buen rato, casi todo sobre el nudismo: legalidad, espacios, situaciones, y anécdotas que llenarán algunas entradas de esta bitácora en un futuro.

Xouba <º))))))<

3 Responses to Ir ‘así’.

  1. Ivan Akirov dice:

    Que suerte para ti el poder servir de catalizador para que los jóvenes encuentren el camino y la seguridad en él. imagino que se trata de experiencias aún más enriquecedoras que el sólo hecho de disfrutar de la naturaleza al natural. No tardes en hacer realidad tu ofrecimiento y déjanos conocer lo interesante de tus conversaciones de esa oportunidad. Felicidades.

  2. Anónimo dice:

    Más de una vez, no muchas más, hice yo ese camino. Aunque al llegar al final justo antes de la playa de Dique me dí la vuelta. Tampoco probé nunca a ir por el monte. La próxima vez quizá.

  3. Antonio dice:

    Yo hago ése camino a menudo, me gusta salir de los límites de la playa y pasear por el monte y llegar hasta la playa del Dique. A veces voy desde la playa de Queiruga hasta Arelonga por la parte superior de los acantilados, eso sí, llego lleno de espinas y arañazos. Probaré a llevar chanclas.
    Salu2 desnu2.

Replica a Antonio Cancelar la respuesta